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Fósiles

Fósiles

Llevo ya un tiempo dándole vueltas al mundo de los fósiles. Por eso,  el pasado mes de mayo, con motivo del Día Internacional de los Museos, cuando traía el Diario la noticia del documental sobre el Gigante Europeo, la recreación digital del dinosaurio de Riodeva,  me pareció que la existencia de fósiles precisamente en un lugar llamado Riodeva no es casual.

De niños, todos hemos vivido la fascinación de encontrar una caracola o un animal desconocido incrustado en una piedra, hasta el punto de hacer colecciones y disfrutar del trueque, especialmente con amigos que vivían o veraneaban en otros lugares, y la afición a entender el entorno físico se ha visto en mi caso gratificada cuando he tenido la suerte de dar un paseo por el campo en compañía de algún geólogo. Fascinante. El hecho de descubrir lo que aparentemente son sólo piedras de un color u otro o tan sólo accidentes geográficos no deja indiferente al paseante que abre los ojos a un entorno que no es sino testigo de tiempos perdidos.

También fascina descubrir que el lenguaje está plagado de fósiles, restos de otras épocas, a veces acartonados o calcificados, con su ADN, que no nos resultan evidentes a no ser que otra persona, o una lectura casual pero acertada, nos los hagan descubrir. Ya lo apuntó José Antonio Marina en su Diccionario de los sentimientos, en el que trata de establecer la genealogía del vocabulario del sentir en castellano, para concluir que a veces no nos damos cuenta de la profundidad de nuestra lengua, que debería ser la profundidad de nuestro pensar.

Decía más arriba que no es casual que el hallazgo haya sido en Riodeva. El nombre del lugar es en sí un fósil del lenguaje, un resto fascinante, testigo de otra época, y que nos hace pensar en el origen indoeuropeo del topónimo, traído hasta aquí por los celtas y que se relaciona con divino, divo, Dios: el río diosa, el agua como objeto de culto, ya en los antiguos iberos pobladores de estas tierras y otras alejadas de la península: lugares y poblaciones llamados Deva en Galicia, Deba en el País Vasco (que, por cierto, tiene las aguas del río Deba, legendaria diosa, como seña de identidad en su escudo)…

Fósiles en el lenguaje, muchas  palabras que de forma inconsciente atestiguan épocas remotas, con su propio ADN y contribuyen a modelar nuestro pensamiento y que el uso ha gastado. Hablaremos más adelante de algunas que me intrigan. Y me divierten.

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